domingo, 9 de mayo de 2010

El océano reflejado en tus ojos, naufrago entre tu boca retorciéndome de ganas por anclar mi barco en tus labios. Me cuelgo en tus pestañas y entre tanto va un “te quiero y yo también”; recoges mis trocitos de cielo y los clavas por tu cuerpo para que luego venga un mar de olvido y los arrastre entre la orilla de mis lágrimas.
Un reguero de lunas será nuestro hogar y un par de sonrisas nos darán abrigo.

Iremos al son del amor cogidos de la mano sobre la cuerda de los celos, quemaremos el minutero del tiempo y echaremos el cerrojo a las heridas de la soledad.

Dejaré de soñar para sentir el calor de tus piernas y mecerme a mi antojo por la carretera de tus besos.

No hay comentarios: