sábado, 26 de junio de 2010


Que no me guste reír por reír, pensar que las cosas tienen un por qué, que las estrellas nos observan y hablan con la Luna y que este mundo esté al revés parece la comidilla para la mayoría de la gente.
El mundo está patas arriba y no sabe nadie como darle la vuelta ni tienen pantalones para cambiar las cosas a mejor. Es más fácil obviar lo que es irracional y aceptarlo como normal, porque a la gente le gusta mucho lo “normal”, pero ¿qué es la normalidad? Vivir con lo justo y necesario, o más bien no buscar nada más en tu vida. Pues me dan la razón toda esa gente, seré rara pero me gusta pensar que las estrellas hablan con la Luna, que las casualidades existen, que el azar negocia siempre con la suerte y que la muerte está a punto de ganarle un pulso a la vida.

Porque me llueven los ojos todos los días, el mar no es como antes, la tierra no es fértil y el cielo no es celeste. El sol está cubriendo glaciares y mis lágrimas como océanos empapan mi almohada.

Cuando el siempre se queda en nunca, cuando el todo se queda en nada, cuando el adiós se hace eterno…

La poesía es un atentado celeste.

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