domingo, 17 de enero de 2010


Tú el café y yo la leche. Yo el azúcar y tú la sal.

Me encanta pasar miedo y a ti hacerte el valiente.

Me gusta saltar en los charcos y a ti rescatarme de ellos.

Soy feliz sintiendo las gotas de lluvia resbalando mis labios y a ti robármelas de un beso.

Me enloquece tu sonrisa y a ti hacerme sonreír. Nos gusta que se vaya la luz para contar estrellas y en cada una de ellas un beso les arrope contra la luna.

Te gusta calentar mis pies bajo las sábanas y a mi contarte los lunares que retintinean bajo tu espalda.

No me gusta despedirme y a ti decirme adiós, que no nos gusta darnos un beso sino cientos de ellos. Que no te gusta verme llorar y a mi que mires mis lágrimas caer.

Que a mi gusta el jazz y a ti el blues. Me encanta hacer de loca y cantar bajo la ducha y a ti reírte de mis propósitos de ser cantante. Que no me gusta estar sola porque si no estás la taza de mi café se queda a medias, un azucarillo sin dueño y mi corazón se enfría.

Me gusta tu chulería y tus miradas furtivas, que me guiñes un ojo cuando estás pidiendo en la barra y te acerques para que me cautive tu perfume. Te gusta cuando me muerdo el labio pensando en mis cosas, que me ponga unos pantalones bien apretados, coquetee como si no nos conociéramos y deje la señal del pintalabios en tu vaso.


Tú mi mitad y yo tu otra mitad.

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