martes, 5 de agosto de 2008

caladas de aire . . .


Tras seis caladas de ese cigarro, no paro de pensar en que seria si la persona de aquel banco tan serio y tan seguro de si mismo, tan importante con su querida al lado haciéndola mas segura, ¿si se esfumara como el humo que recae por mi garganta hasta subir por mis labios? ¿Pasaría algo o todo transcurriría igual? al paso del tiempo me acerco a su querida y le pregunto:

-¿se a dado usted cuenta de que su querido se a esfumado como el ruido de mi voz?

-no, pero son cosas que pasan. Tiene que saber usted que no todo en la vida dura; hay que saber vivir sin ello a lo que amamos.

-pero dicen que hay que luchar por las cosas a las que amamos, lo cual en usted no existe.

-tu lo has dicho; eso dicen… como en otra muchas cosas jovencita; pero solo una cosa: si esa persona a la que quieres y admiras es difícil que se esfume tan rápido como el humo que desprendes intoxicando tus pulmones. Pero si así fuera piense usted que el no te valoro como usted a el.

-¿pero eso como puede ser?

-joven mire se lo diré mediante un ejemplo: usted seria el humo de la persona a la que admira, el humo admira al cigarro por ser más duradero, pero se desvanece ya que el cigarro no le valora, querida.

-ah, como esta diciendo usted; ¿me tengo que convertir literalmente en ese cigarro para no depender como el humo de el, no?

-eso es jovencita…

- . . .

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